Flamenco en el Palacio Real. Ritmos africanos junto al Templo de Debod al caer la tarde.Teatro, danza, música clásica, ópera, jazz, flamenco. Lizza Minelli, Daniel Barenboim y Laurie Anderson fueron algunas de las grandes estrellas del gran festival cultural del verano de Madrid.
Como todos los años Madrid se llenó de vida y cultura durante el verano gracias a una nueva edición de los Veranos de la Villa, que ofreció, entre el 2 de julio y el 26 de agosto, más de cien espectáculos en escenarios repartidos por toda la ciudad.
El patio central del Conde Duque, un antiguo cuartel del siglo XVIII, concentró gran parte de los conciertos. Antonio Carmona fue el encargado de inaugurar las veladas sobre un escenario al aire libre por el que también desfilaron las mexicanas Julieta Venegas y Paulina Rubio, Zucchero y el uruguayo, ganador de un Oscar, Jorge Drexler, entre otros. De ‘cine' fue la propuesta de la mítica Lizza Minelli, que con su Lizza at live acercó la magia de Broadway a Madrid con un show repleto de sorprendentes números musicales.
El piano de Michael Nyman, el duende flamenco de Diego el Cigala, la ‘poesía' de Laurie Anderson y eljazz de Michael Franks & Reunión inundaron el Centro Cultural, que en agosto se rindió a The Boston Ballet y la ópera Porgy & Bess. Ópera, pero más vanguardista, también hubo en Matadero Madrid, que acogió Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, de Brecht y Weill, bajo la dirección de Mario Gas.
Los Jardines de Sabatini ofrecen una de las panorámicas más hermosas y espectaculares de Madrid, con el Palacio Real de fondo. Por eso fueron una vez más el marco elegido, junto a la plaza de Oriente, para disfrutar del ciclo Música para la puesta de sol. Acordes clásicos en un entorno único en el que también encontraron su particular decorado la zarzuela El Barberillo de Lavapiés, en el mes de julio, y el flamenco, en agosto, a cargo de jóvenes noveles y figuras ya consagradas, como José Mercé,Carmen Linares, José Menese, Manuel Molina, La Negra y Esperanza Fernández.
Con la calle, la noche y la ciudad como protagonistas, Daniel Barenboim, un habitual de los Veranos de la Villa, ofreció su tradicional concierto en la plaza Mayor, al frente de la orquesta West-Eastern Divan, compuesta por músicos israelíes y palestinos. Música, en esta ocasión de Beethoven y Tchaikovski, a favor de la paz, el diálogo y la concordia universales. Una apuesta multicultural que encontró su complemento perfecto en el ciclo Músicas del Mundo, que, durante los dos meses, acercó a la Plaza de España y el Templo de Debod sonidos traídos directamente de Asia y África.